El atleta campanense se coronó campeón argentino máster +45 tras más de una década sin competir. En una charla que mantuvo con 2804 Informa, Zárate contó cómo vivió la preparación, el entrenamiento, por qué decidió regresar y qué significado tuvo para él subir nuevamente al escenario.
En el corazón de PowerGym, mientras de fondo se escuchaban los golpes de las mancuernas chocando y la música de las clases, Leonardo Zárate se tomó un momento para repasar un camino que lo devolvió a los escenarios del fisicoculturismo después de más de una década. El atleta campanense se coronó campeón máster +45 en la competencia de la Federación Argentina de Fisicoculturismo y Fitness, un triunfo que, según explicó, “se sintió como volver a casa”.

Desde el primer minuto, Zárate contó que la decisión de regresar no fue impulsiva ni repentina. Habían pasado trece años desde su última competencia, un tiempo en el que la vida se reordenó entre la familia, el trabajo y el gimnasio, pero en el que la pasión nunca desapareció del todo. “Sabía que en algún momento iba a volver, porque extrañaba sentirme atleta”, recordó. Sin embargo, explicó que necesitaba un objetivo claro y un acompañamiento sólido para animarse a dar ese paso. Cuando encontró ambas cosas, el regreso empezó a tomar forma.
A lo largo de la entrevista, el atleta explicó que su verdadera motivación fue demostrar que nunca es tarde para ir atrás de los sueños: “no importa la edad, los años que pasaron o las excusas que uno se repite. Si uno se lo propone y trabaja duro, se puede”, afirmó. Esa convicción —dijo— no nació solamente de su experiencia personal, sino también de lo que observa todos los días en PowerGym, un espacio en el que ve a personas de todas las edades superarse, reencontrarse con su salud y desafiar sus propios límites.
Por otra parte, Zárate reconoció que volver a competir después de tantos años implicó reconstruirse desde lo físico y desde lo mental. Contó que el proceso fue tan intenso como gratificante. “No fue fácil. Hubo días muy duros, de mucho sacrificio. En la parte nutricional, en el entrenamiento, en el descanso. Pero cada esfuerzo tenía sentido”, comentó, al tiempo que aseguró que lo que más lo sorprendió fue cómo, a pesar del tiempo, su cuerpo y su disciplina respondieron positivamente, como si nunca hubiera dejado de prepararse.

En ese regreso, Zárate destacó que una de las piezas clave fue su entrenador, Rafael Gómez. El atleta explicó que confió plenamente en él porque necesitaba trabajar con alguien que cuidara su salud física y mental por encima de cualquier objetivo competitivo. “Para volver tenía que elegir al mejor, pero no por la estética, sino por el cuidado integral. Él me acompañó en todo”, sostuvo. Esa relación —añadió— fue un sostén fundamental que lo ayudó a recuperar la seguridad, la técnica y la confianza necesarias para volver a presentarse arriba de un escenario.
Asimismo, Zárate contó que la contención emocional fue igual de importante que la deportiva. En ese sentido, habló con especial emoción de Carolina, su pareja. “Fue mi centro en todo este proceso”, afirmó. Recordó que ella lo apoyó en cada decisión, lo alentó en los días difíciles y lo impulsó a creer que era posible. “Sin su apoyo, no lo hubiera logrado”, aseguró. Además, mencionó a su familia —sus hijos, su mamá y sus nietos—, quienes respetaron su decisión de volver a competir y entendieron lo que significaba para él. “Ojalá esto les demuestre que no hay sueños imposibles”, dijo.
Mientras avanzaba la conversación, Zárate explicó también que el gimnasio no solo fue su lugar de entrenamiento, sino su motor cotidiano. PowerGym —contó— es más que un espacio de máquinas y barras: es una comunidad que lo acompañó desde el primer día. Los compañeros, los alumnos y el equipo de trabajo estuvieron presentes durante toda la preparación. “Fue muy lindo, sentí mucho cariño, mucha energía positiva”, señaló.
Ya en la parte más técnica, el atleta describió cómo vivió el momento de volver a subir al escenario. Lo definió como un choque de sensaciones: adrenalina, emoción y una profunda satisfacción por haber cumplido con el compromiso que se había propuesto. “Me sentí vivo otra vez”, dijo. Además, explicó que, antes de escuchar su nombre como ganador, ya se consideraba victorioso por haber llegado. “El triunfo empezó mucho antes del podio”, agregó con una gran emoción en su rostro.
Sin embargo, Zárate fue claro en algo: este regreso no fue una despedida. Muy por el contrario, dejó abierta la posibilidad de seguir compitiendo. “Volver me hizo muy bien. Y si el cuerpo, la salud y la familia acompañan, ¿por qué no seguir?”, expresó, al tiempo que admitió que se quedó con ganas de más y que el envión de este campeonato reforzó ese deseo.
Hacia el final de la charla, Zárate dejó un mensaje dirigido especialmente a quienes creen que ya están grandes para empezar algo nuevo o para volver a intentarlo. En este sentido, aseguró que la edad no es un límite. “Lo importante es la actitud y el trabajo. Los sueños no caducan”, cerró.



