La mesa de los argentinos atraviesa un cambio silencioso pero profundo. Ya no se trata solo de llenar la heladera, sino de elegir a conciencia de acuerdo a qué aporta cada producto en el bienestar diario.
Según el último informe de Worldpanel by Numerator, el proveedor global líder de insights de paneles de compradores, el 69% de los hogares en la Argentina selecciona alimentos pensando en ingredientes y beneficios específicos, lo que confirma una tendencia en crecimiento: el consumo consciente.
En este nuevo escenario, la composición de los alimentos deja de ser una “letra chica” y se convierte en protagonista. El calcio (44%) y las proteínas (42%) son los componentes más buscados por quienes lideran las compras en los hogares, seguidos por vitaminas (35%) y hierro (34%). La fibra, el magnesio, los probióticos e incluso el colágeno también ganan espacio, reflejando un interés cada vez mayor por alimentos que sumen valor a la salud. En promedio, los argentinos priorizan más de dos beneficios de este tipo por compra, lo que habla de consumidores más informados y atentos.
Lejos de ser un fenómeno exclusivo de productos “de moda”, esta búsqueda de funcionalidad se apoya en los clásicos de la dieta nacional: la leche (76%), las carnes (69%) y las frutas y verduras (65%) concentran la mayor atención al momento de buscar ingredientes funcionales. De acuerdo al estudio Who Care Who Does Health Argentina 2024 de Worldpanel, se suman los probióticos (66%), el agua embotellada (64%) y las alternativas vegetales a la carne (55%), que ya se instalan como elecciones habituales en muchos hogares.
No sólo comer, sino nutrirse
En un escenario donde las elecciones de consumo están cada vez más ligadas al bienestar personal, los números hablan por sí solos: 7 de cada 10 shoppers afirman que buscan beneficios específicos de salud al elegir productos con determinados ingredientes. “Lejos de ser una moda pasajera, esta tendencia refleja un cambio en la forma de comprar, donde el consumidor ya no se guía solo por el precio o la marca sino también por cómo aquello que consume impacta en su cuerpo y en su estilo de vida”, analiza Esteban Cagnoli, Managing Director Argentina Worldpanel by Numerator.
A su vez, más de la mitad de los hogares argentinos (52%) asegura que opta por incorporar alimentos con estos componentes esenciales porque le da una sensación de bienestar. Los datos también dejan entrever que el fenómeno trasciende la cocina y se conecta con hábitos más amplios: un 22% lo hace para complementar la actividad física y un 9%, por llevar regímenes alimenticios especiales.
¿Quiénes son los influenciadores de la alimentación?
El rol de la recomendación médica no es menor: 1 de cada 4 personas reconoce que toma estas decisiones de compra a partir de la recomendación de un profesional de la salud, lo que da cuenta de una creciente articulación entre consumo masivo y recomendación profesional.
Pero los profesionales no están solos. También aparecen como motivadores con menor peso pero marcada presencia tanto la incidencia del círculo cercano (11%) como el contenido que circula en las redes sociales (5%).
La apuesta por los suplementos
Otro dato que surge del estudio de Worldpanel by Numerator es que todo parece indicar que los suplementos dejaron de ser un recurso exclusivo de deportistas o personas con necesidades específicas, para convertirse en un actor habitual en la canasta del hogar. “Impulsado por la idea de que la nutrición puede y debe reforzarse más allá de la dieta, el interés por la salud y el bienestar se refleja también en la incorporación de suplementos alimenticios”, afirma Cagnoli. El magnesio lidera el grupo con el 24% de las menciones, seguido por el colágeno, los multivitamínicos y el calcio (todos con 15%). Esto confirma una búsqueda orientada tanto a la energía y el rendimiento diario como al cuidado óseo y articular.
En un segundo escalón aparecen los suplementos de proteínas (12%) y los ácidos grasos esenciales Omega (9%), asociados a un estilo de vida activo y a la prevención cardiovascular. Otros suplementos, como el complejo B (8%) o los relacionados con el rendimiento deportivo (L-Carnitina y Creatina, 4%), muestran que si bien son menos masivos, encuentran un nicho específico entre quienes buscan mejorar funciones puntuales. En la base de la pirámide, la biotina (1%) aparece como un consumo marginal, más asociado al cuidado estético a partir del mantenimiento normal del cabello y la salud de la piel.
En definitiva, el changuito del supermercado empieza a reflejar tanto las necesidades del cuerpo como los valores de una sociedad que busca sentirse mejor. “El consumo funcional en Argentina ya no es una moda ni una categoría de nicho sino la evolución natural de la nutrición esencial hacia una alimentación consciente”, concluye Cagnoli.