viernes, septiembre 5, 2025
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Bomberos Voluntarios de Campana: un cuartel que se renueva y crece con la ciudad

Con coraje y compromiso, los Bomberos Voluntarios de Campana escriben una nueva página de su historia: una comisión directiva renovada, un cuartel instituido, un destacamento en Río Luján y la misma vocación de siempre para cuidar a cada vecino.

Campana crece, y con ella crecen también los desafíos en materia de seguridad y respuesta ante emergencias. En ese camino, los Bomberos Voluntarios atraviesan un proceso de transformación que combina tradición, vocación y un fuerte impulso institucional.

La inauguración del nuevo destacamento de Río Luján, sobre Ruta 4, es un claro ejemplo de ese presente: una base operativa que permite llegar más rápido a los barrios alejados y que simboliza el renacer de una institución que atravesó muchas dificultades y que hoy vuelve a estar de pie.

“El cuartel de Ruta 4 era una necesidad real. Había situaciones, como incendios en barrios periféricos, donde la demora era inevitable porque salir desde el centro en plena hora pico con camiones cargados es muy difícil. Ahora vamos a poder dar respuestas más rápidas”, explicó Jonathan Craviotto, jefe operativo del cuerpo activo en diálogo con 2804 Informa.

La puesta en marcha de este destacamento se logró apenas semanas después de la asunción de una nueva comisión directiva, encabezada por Carlos Craviotto como presidente y Carlos Vera como vicepresidente. Fue en junio cuando, tras unas elecciones que no se realizaban hacía muchos años, la institución inició una nueva etapa.

“El 26 de junio tomamos la comisión y desde ese día nos propusimos devolverle vitalidad al cuartel. Encontramos móviles fundidos, deudas millonarias y un enorme descontento social. Sin embargo, en estos dos meses logramos revertir esa situación, pagar un juicio de 32 millones de pesos y, al mismo tiempo, inaugurar un destacamento histórico para Campana y reparar las unidades”, contó Carlos Craviotto.

El trabajo conjunto entre la jefatura operativa y la comisión directiva fue clave para avanzar. Jonathan lo resumió así: “Nosotros nos encargamos de la parte operativa: emergencias, guardias, capacitación del personal. La comisión se ocupa de lo económico: gestionar fondos, organizar campañas de socios, pedir ayuda a las empresas. En reuniones evaluamos prioridades, qué comprar, qué reparar, y según el presupuesto ellos ejecutan. Así encontramos un equilibrio que hoy está dando resultados”.

Según explicaron a este medio, al día siguiente de la inauguración, el destacamento ya tuvo su primera salida. “El cuartel de Río Luján funciona las 24 horas. Armamos guardias completas desde el primer momento y ya está integrado a la vida de la ciudad”, confirmó Carlos Vera.

 

Actualmente, el cuerpo activo cuenta con 95 bomberos voluntarios y 30 aspirantes en formación, de los cuales cinco pertenecen a la zona de Río Luján. A fin de año se incorporarán oficialmente. La formación incluye cursos de seis meses, exámenes, procesos administrativos y la cobertura de un seguro de vida a través de Defensa Civil. Además, funciona una Escuela de Cadetes que nuclea a jóvenes de 13 a 17 años que se capacitan y, al cumplir la mayoría de edad, pasan a ser parte del cuerpo activo.

La institución también dio un paso fundamental en materia de inclusión. Desde 2022, las mujeres forman parte activa del cuartel. “Fue un cambio enorme. Tuvimos que acondicionar vestuarios y habitaciones, pero el resultado fue excelente. Hoy ya pasaron tres camadas de bomberas y trabajan con un compromiso admirable. Superaron nuestras expectativas”, destacó Jonathan.

El crecimiento de Campana obliga a reforzar recursos. La jurisdicción que cubren los bomberos locales incluye Ruta 12 hasta Gendarmería, Ruta 6 hasta el barrio San Jorge, Ruta 9 hasta la cementera Holcim y Ruta 4 hasta el destacamento policial. Cada guardia requiere coordinación: no son pagos, por lo que los voluntarios deben organizarse con sus trabajos y obligaciones personales para garantizar cobertura permanente. “Detrás de cada guardia hay un enorme esfuerzo. No siempre se ve, pero sostener un servicio 24/7 solo con voluntarios no es fácil. Sin embargo, acá estamos”, subrayó el jefe operativo.

En lo económico, la situación fue crítica. “Agarramos la institución sin dinero, con deudas, un juicio millonario y móviles fuera de servicio. Pero con el apoyo del Municipio, empresas, talleres y vecinos, logramos poner todo en marcha. Hoy tenemos todos los móviles funcionando, las cuentas pagas y cero deudas. Es un orgullo”, enfatizó Carlos Vera.

El financiamiento llega a través de subsidios, cuotas sociales de $2.000 mensuales y donaciones. En poco tiempo sumaron más de 100 socios y planean una campaña de afiliación más amplia. Además, un ingreso adicional proviene del servicio de acarreo de agua al puerto para Marítima Dulce, que genera recursos para cubrir gastos de mantenimiento. “Queremos dejar claro que los bomberos no venden agua: se trata de un servicio que prestamos y que se destina íntegramente a sostener la institución”, remarcaron desde la comisión.

La inundación en San Cayetano

La fuerte tormenta de mayo, que dejó bajo agua al barrio San Cayetano, fue una de las pruebas más exigentes de los últimos tiempos. Durante cinco días, los bomberos trabajaron sin descanso, coordinando con el Municipio, Defensa Civil y cuarteles de toda la región. “Teníamos entre 10 y 15 bomberos por cuartel de otras ciudades que se sumaron. Fue un trabajo muy duro: evacuamos familias, asistimos con mercadería y acompañamos a los vecinos. Afortunadamente no lamentamos víctimas”, recordaron.

 

Esa emergencia, sin embargo, dejó huellas materiales. Una ambulancia se fundió en plena tarea y todavía sigue en reparación en un taller de Mercedes Benz. Al mismo tiempo, el esfuerzo puso al límite a los vehículos, que luego debieron ser reacondicionados para seguir operativos.

El trabajo durante la inundación reflejó, una vez más, el espíritu solidario de la institución. “Los bomberos dejan todo, literalmente todo, para estar cuando más se los necesita. No importa la hora ni el lugar. Eso es lo que nos da fuerzas para seguir adelante”, enfatizó Carlos Craviotto.

Más allá de las urgencias, el futuro se proyecta con cautela. “Cubrir un destacamento con voluntarios no es sencillo, mucho menos tres. Pero es un desafío que vamos a asumir”, nos dijo Jonathan Craviotto, en alusión al proyecto de un futuro cuartel en la zona del Mc Donald’s. La meta es centralizar allí gran parte de la actividad, aunque saben que se trata de un objetivo a largo plazo.

Por ahora, el esfuerzo se concentra en mantener operativos los dos cuarteles actuales, en vestir y equipar a los 30 nuevos aspirantes que se sumarán a fin de año y en sostener la transparencia que, aseguran, fue recuperada en esta nueva etapa. “Hoy cada peso que entra se destina a lo que corresponde: móviles, herramientas, infraestructura. Eso la comunidad lo percibe y por eso vuelve a confiar en nosotros”, afirmó Carlos Vera.

El camino no es sencillo, pero la vocación sostiene cada paso. “Ser bombero es una decisión de vida. Acá no hay sueldos ni privilegios: hay compromiso, responsabilidad y pasión por ayudar. Invitamos a todos los vecinos a sumarse como socios o colaboradores, porque cada aporte, por mínimo que sea, se convierte en una herramienta para salvar vidas”, concluyeron.

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