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Historia de Campana: La Normal, un nuevo edificio

El 23 de julio de 1935, queda constituida la “Comisión Pro-Edificio de la Escuela Normal”, bajo la presidencia de Andrés del Pino, actuando como secretario, el señor Luciano Reyes y los señores Manuel Besasso, Orlando Costa, Bartolomé Perrone y el Dr. Luis De Dominicis como vocales.

Entre tanto, al principio había ocurrido un episodio, al cual no se le dio demasiada importancia, el entonces diputado nacional Manuel Besasso, había conseguido incluir una partida de $120.000 en el presupuesto de 1935, con destino a la construcción del edificio propio de la escuela, no era la primera vez que se planteaba este asunto y las gestiones datan de los primeros años de la actuación de la misma, habiéndose llegado a la formación de una caja para la adquisición del terreno que sería ofrecido a tal objeto.

Se consiguió así, entre otras cosas, que la municipalidad donara de acuerdo con lo dispuesto por la ordenanza del 5 de agosto de 1937, las manzanas 169, 170, 171 y la comprendida entre las calles San Martín, Rivadavia, Córdoba y San Luis, para el emplazamiento del proyectado edificio.

Ampliada posteriormente con fecha 10 de junio de 1938, se autoriza la permuta de las mismas por las que se encuentran delimitadas por las entonces calles Córdoba, San Luis, Belgrano y San Martín.

En el año 1943, se gestionó con éxito la construcción, cuyos planos aprobados se llevan a la práctica y queda concluida la obra para 1952, para ser ocupada y comenzar las clases ese mismo año.

Pero, allá por septiembre de 1940, una nota aparecida en la revista Clisé, realiza una imputación calumniosa a una gestión iniciada por el comisionado Municipal Raúl E. Sautón, ante el Ministro de Justicia e Instrucción Pública, Doctor Jorge Coll, respecto a la construcción del nuevo edificio de la Escuela Normal.

El Comisionado, se sintió ante la necesidad de dar a conocer los antecedentes que obran en el municipio, sobre tal tema.

Se refirió en primer término a un decreto del 19 de septiembre de 1927, sobre el plan de edificación escolar, en el que figura una partida de $600.000 para construir la Escuela Normal y otra de $72.000 para comprar el terreno.

Asimismo la señora María Luisa Costa de Bracht y la señorita Sofía Costa, ofrecieron un terreno de su propiedad, limitado por las calles Colón, Moreno, Buenos Aires y Luis Costa, según consta en el expediente del Ministerio de Obras Públicas con el N.º 13373, Letra R, evaluado en $88.906.

Pero se necesita tener la seguridad de que el municipio, no reclamará la calle Moreno entre Buenos Aires y Luis Costa lo que quedará establecido en la Ordenanza Municipal del 8 de marzo de 1929.

El 14 de abril, el Diputado Socialista Manuel Besasso, presentó un proyecto de ley destinando $600.000, para la construcción de la Escuela Normal, por tal motivo por nota del 27 de julio de 1937, el Ministerio de Obras Públicas, sugiere al municipio que done un terreno.

Ante toda esta situación, el municipio ofreció el 5 de agosto de 1937, las manzanas 169, 170 y 171. En el presupuesto del año 1938, figura la partida para construir el edificio.

El 3 de marzo de 1938, Casildo Coletta, se dirige al director del Frigorífico Anglo, el señor Beack, solicitándole la donación de una manzana comprendida en las calles Paraná, Güemes, Chiclana y French, anunciando el frigorífico el 29 de marzo, que pasaría el pedido al Directorio de Londres, como era de prever con nota del 13 de abril, desecharon tal petición.

También, responde con una negativa de donación del terreno, la Compañía Nativa de Petróleos, el 10 de marzo de 1938, ante la petición de donación de las manzanas comprendidas por las calles Castilla, Berutti, Güemes y España.

Coletta, enviará una nota el 2 de mayo de 1938, al Ministerio de Obras Públicas, sosteniendo que debido a que la Dirección General de Arquitectura, consideró inadecuados los terrenos, que sea la nación quien adquiera por su cuenta el terreno.

El 1 de junio de 1939, en un nuevo intento, Coletta ofrece las manzanas comprendidas por las calles Rivadavia, Córdoba, Belgrano y San Luis.

Estos, son los antecedentes del tema hasta que se hace cargo del municipio Raúl Sautón.

El 7 de marzo de 1940, la Sociedad Cooperadora de la Escuela Normal, lo designa como Presidente Honorario de la comisión Pro – Edificio. Recordemos que dicha comisión para esta altura imploraba que la escuela se haga donde sea, aunque si hubiese un terreno céntrico, mejor.

Por tal motivo el comisionado Sautón, envía el 10 de junio de 1940, una nueva nota al frigorífico Anglo, volviendo a recibir una nueva negativa. De tal manera las gestiones para adquirir un terreno en la zona céntrica fracasaron.

Se explicó a la nación, la distancia de los terrenos ofrecidos por la municipalidad, de la estación y su posición excéntrica del plan de pavimentación en ejecución. Se volvió a pensar, además, en los terrenos ofrecidos por Luisa Costa de Bracht, pero no prosperó.

Por informaciones recogidas en el Ministerio de Obras Públicas, por el entonces Comisionado Interino, Martín Becerra, la Dirección General de Arquitectura, rechazaba los terrenos ofrecidos por el municipio, por falta de pavimentación, la distancia a la estación ferroviaria y el peligro de cruzar un cauce que sirve de desagüe pluvial.

Por tal situación Becerra, el 17 de septiembre de 1940 y por telegrama del 20 de septiembre, pide al Ministerio de Obras Públicas que incluya en el presupuesto de 1941, la compra de un terreno.

El Comisionado titular Sautón, pedirá posteriormente una solución rápida al asunto, siendo el terreno de los Bracht, el más conveniente según su pensar.

Ante esta situación, se plantea que Sautón, hubiese hecho “gestiones – según Clisé – a espaldas de la Comisión”, cosa que todos sabemos que no ha sido así, debido a que la Comisión Pro Edificio, no fue de nombramiento municipal, sino designada por la Cooperadora de la escuela y que tanto el interés del director y miembro de dicha comisión, el profesor Luciano Reyes como el del Comisionado Municipal Sautón es solo el de obtener como sea un terreno para edificar el nuevo edificio, sin hacer cuestiones de ubicación. Por lo expuesto y lo que los autores hemos investigado, jamás se ocultaron gestiones, por lo que se podía decir una frase conocida “Clisé miente”.

SUS 25

Para septiembre de 1942, la Escuela normal Dr. Eduardo Costa, cumplía su 25 aniversario, el Círculo de Maestros Egresados, se constituyó como “Comisión de Homenaje”.

Por tal motivo, quedó constituida una comisión para la celebración conformada por, presidente: Luciano Reyes, vicepresidente: Domingo Vota, Tesorero: Bernardo Berrante, secretaria: Raquel T. del Pino y Vocales: María Luisa Bertolini, Ismael Celle, Jorge Fumiere, Silvia García, Arturo García, Amalia del Pino, O. D. del Mármol, Nélida Marquehosse, M. Mazzoni, P. Ortiz Lobos, Josefina Jacob de Radovero, Santiago Simini, Pedro Urtiaga y Raquel Traverso.

Además, se plantearon una serie de actividades, como, por ejemplo, un “Concurso de Anécdotas”, entre los alumnos, que plasmara su vida escolar, los participantes lo harían bajo seudónimos y el mismo no tendría premios. Las mismas tendrían como objetivo, realzar la historia viva de la escuela, como los organizadores lo llamaron, una especie de “Juvenilia” de ese entonces.

La pintura también tuvo lugar, con técnicas libres que incluyeron el óleo, pastel, acuarela, carbón, tinta china, etc.

CANTIDAD, CALIDAD Y TRANSPARENCIA

Las necesidades parece que no pertenecen exclusivamente a una etapa histórica. Al menos en la historia argentina. Las formas de otorgarlas pueden ser que hayan cambiado. Sino veamos lo ocurrido en la Escuela Normal. En 1940 y desde la Comisión Cooperadora se otorgaba a los alumnos la famosa “copa de leche”. Evidentemente no era un simple compromiso y a la hora de llevarla a la práctica se ponían requisitos para la calidad del servicio. El llamado a concurso de los oferentes para la prestación del servicio así lo demostraba. Se debía ofrecer “40 litros diarios de leche pura, 8 kilos de pan, bizcochos o galletas con “ausencia absoluta de mejoradores” y entregar una muestra del pan especificando la fórmula empleada para un kilo, entregando la propuesta en sobre cerrado. Le corresponderá al amigo lector, sacar las conclusiones.

DIVIDIERON EL PRIMER AÑO

Como consecuencia de la promesa hecha por el Subsecretario del Ministerio de Justicia e Instrucción Pública, señor Manuel Villada Achával al por entonces director de la E.N.E.C, Luciano Reyes y con motivo de su visita al acto de colocación de la piedra fundamental del nuevo edificio, el Poder Ejecutivo, incluirá en el presupuesto para el año 1944 una partida para la creación de un nuevo primer año.

EGRESADOS Y AGRUPADOS

Siendo el 19 de noviembre de 1921, proceden a reunirse en la Escuela Normal, los alumnos pertenecientes al 4to, año de estudios, con la idea de formar una asociación que los mantenga unidos, una vez finalizados sus estudios. Por tal motivo decidieron formar una comisión provisoria, hasta se cite a asamblea a los alumnos de 4to año y a los primeros maestros egresados para la constitución definitiva de la asociación y de su respectivo estatuto. Si se acordó denominar a esta nueva agrupación Círculo de Alumnos Egresados.

Sus socios fundadores fueron, Manuel Arenaza, Cecilia Berrino, Ana Camezzana, Elisa Cabrera, Leonidas Caissón, Lía B. Chévez, Sara De Paoli, Antonia Granata, Isabel Gautero, Alicia González, Anastasia Inchausti, Adela Pacheco, Delia Rey, Amelia Scornelli, Lucia A. Viboud, Juan F. Vega y Domingo Vota.

La comisión provisoria, quedó constituida de la siguiente manera: presidente, Domingo Vota; vicepresidente, Ana Camezzana; secretaria, Lucia Viboud; Pro Secretario, Manuel Arenaza; Tesorero, Leonidas Caissón y Vocales, Elisa Cabrera, Isabel Gautero, Amelia Scornelli y Juan Fraga.

El 1° de diciembre de ese mismo año, se realiza la asamblea con la presencia de alumnos de 4to año y los maestros egresados del año 1920: Rosa Badino, Bertha Marquehosse, María Eusebia Torres y el señor Washington Desbouts.

De dicha asamblea se desprenden los principales fines que tendrá este “círculo”, que podríamos sintetizarlos en la fundación de una Escuela de Mujeres, la realización de conferencias, la fundación de una revista y organizar los festejos referentes al cumpleaños de la escuela, el 15 de septiembre.

Además, quedó confirmada la primera Comisión Directiva, integrada de la siguiente manera: presidente, Domingo Vota; vicepresidente, Bertha Marquehosse; secretaria, Lucia Viboud; Pro Secretaria, Ana Camezzana; Tesorero, Leonidas, Caissón; Pro Tesorero, Washington Desbouts y Vocales, Amelia Scornelli, Rosa Badino y María Eusebia Torres.

El 31 de mayo de 1932, dicho círculo, cambió de nombre, pasando a llamarse “Círculo de Maestros Egresados de la Escuela Normal”. Sus primeros estatutos, fueron redactados por las señoritas Bertha Marquehosse, María F. Torres, Amelia Scornelli, Ana Camezzana y el señor Juan Fortunato Vega.

Para el año 1923, se iniciaron los ciclos culturales, que se realizaban en el salón de actos de la Escuela Normal: La primera conferencia fue pronunciada por el profesor Jacinto Cavenaghi, en 1924 se hace presente nada más y nada menos que Pablo Pizzurno quien simpatizando con la obra realizada por el círculo volvió en otras oportunidades. Los actos culturales, no solo se realizaban en la escuela, también se realizaban en el Club Social, en la Biblioteca Pública Municipal, en el Salón Blanco del Palacio Municipal o en los teatros locales. El círculo, además, público una revista llamada Yunque, la misma apareció en el año 1935, siendo publicada hasta el año 1941, que, por distintos motivos, los cuales no conocemos con exactitud dejó de ser emitida.

Otro logro importante fue la biblioteca, la misma fue creada el 30 de marzo de 1924, aunque comenzó a funcionar el día 7 de septiembre de dicho año, en la escuela por autorización de la directora, María E. Errepeto Mármol. Sus primeras bibliotecarias fueron las socias honorarias Bertha Marquehosse y Rosa Badino. Más tarde y como lo hemos mencionado en los tomos anteriores, dicha biblioteca se fusiona con la del Centro Bernardo de Monteagudo, formando como ya es sabido años después la Biblioteca Popular de la Escuela Normal. En otro orden de cosas, logró la asistencia médica gratuita para sus socios de parte de los médicos Alejandro Kupermann, Luis De Dominicis y Martín L. Becerra. Obtuvo descuentos para sus asociados en distintos comercios de la localidad y de la Capital Federal.

En 1936, organizó, cursos gratuitos de bachillerato, destinado a preparar a los maestros que quisieran por el sistema de equivalencias completar sus estudios, prestando su colaboración al respecto, los siguientes profesores, Sofía H. de la Vera, Emma Balduzzi, Luciano S. Reyes y para los cursos de idiomas los señores Alberto Garrido, Juan Smith y Martini.

Otorgó premios a los mejores alumnos y a los mejores practicantes de la Escuela Normal. En 1937, prestó su apoyo al movimiento tendiente a organizar la Comisión Pro Edificio Propio de la Escuela Normal, delegando en los señores Arturo M. García, I. de Viola e I. Celle, la misión de entrevistarse con personalidades representativas de nuestra localidad.

TU GRATO NOMBRE

Fue por iniciativa de la Asociación Cooperadora, de tal manera el Ejecutivo Nacional, por decreto designó con el nombre de Eduardo Costa a la Escuela Normal de Campana.

el Departamento de Instrucción Pública, por la nota enviada por la cooperadora el 23 de agosto de 1934 y en circunstancias de cumplirse el 15 de septiembre el décimo séptimo aniversario de su fundación, considera acertada la vinculación de la misma con el nombre elegido. El hecho ocurrió durante la Presidencia de Agustín P. Justo (1932-1938) y dicho decreto establecía:

Artículo 1: desígnese con el nombre de Eduardo Costa, a la Escuela Normal de Campana.

Artículo 2: comuníquese, publíquese, anótese, dése al Registro Nacional y archívese. (firmado Justo – Yriondo).

Dadas las circunstancias que vivía el pueblo, debido al siniestro de la refinería acontecido el 28 de agosto, no pudo festejarse el 15 de septiembre, realizándose el acto de imposición del nombre el 27 de octubre.

EL QUE TE VIGILABA EN LA ENTRADA

El 18 de abril de 1937, se hace entrega al establecimiento, con la debida autorización del Ministerio de Justicia e Instrucción Pública, de un busto del Dr. Eduardo Costa. El trabajo fue realizado en quebracho por el escultor Mahlknecht y costeado por colecta pública a iniciativa de la cooperadora del establecimiento. El escultor, poseía una sociedad comercial, dedicada al arte para el culto católico, desde la cual su arte llegó a todo el país.

HAY DEMANDA…PERO NO HAY OFERTA.

La población de Campana crecía. Los aspirantes a continuar sus estudios secundarios iban en aumento y la oferta educativa para ellos era escasa. “No existe otro establecimiento de enseñanza media desde la Capital hasta San Pedro” expresa el diario Ideas, en su edición del 31 de marzo de 1940 comentando la nota enviada al ministro de Justicia e Instrucción Pública de parte del presidente y secretario de la Escuela Normal Ezio Mollo y J.P. Fumiere respectivamente. Por esa razón pedían a las autoridades la creación de un curso paralelo al primer año y evitar así repetir la misma problemática del año anterior. Tantas eran las ganas de aumentar la oferta educativa que en la nota de la cooperadora se expresaba además que “si no había una partida especial, los docentes en principio, realizarían su tarea de manera gratuita y la cooperadora ofrecería la dotación completa del mobiliario”.

REMO EN LA NORMAL

Entre el 17 y 19 de octubre de 1940 en Tigre, se realizó un torneo intercolegial de remo, la Escuela Normal de Campana, estuvo presente en dicho evento, enviando una delegación para en unos cuatro cadetes. La tripulación, estaba integrada por Ruy Becerra, Elpidio A. Guasconi, Nerio R. Marquehosse, Rubén E. Schinoni, Francisco José Vázquez y Ernesto M. Karolewsky.

Intervinieron en esa ocasión tripulaciones de diez establecimientos educativos. La Escuela Normal, se impuso en la serie correspondiente, venciendo a Champagnat e Instituto de Educación Física. En la etapa final lucharon muy de cerca con sus rivales, la Escuela Industrial de la Nación “Otto Krause” y el Colegio Nacional de Buenos Aires, que se clasificaron en ese orden.

En septiembre de 1941, el cuatro cadetes integrado por Gregorio Bercovich, Rubén E. Schinoni, Alfredo Della Casa, Nerio R. Marquehosse, y Mario Elías Juárez, vencieron en las pruebas eliminatorias al Colegio Alemán Burmeister y a la Escuela Técnica de Oficios N°2, enfrentándose, nuevamente en la prueba final con los representantes del Colegio Nacional de Buenos Aires y Escuela Industrial de la Nación “Otto Krause”, obteniendo el segundo puesto.

Por Profesor Andrés Suardini y Juan Cruz Fernández Ciancaglini

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