Con motivo de celebrar los diez años de “MazaPam”, la reconocida marca de alfajores y pastelería dulce de Campana, dialogamos con su fundadora, Natalia Escarabelli, quien comparte con orgullo el recorrido de su emprendimiento.
“MazaPam nació en 2015, un año muy especial porque mi hijo mayor se iba de viaje de egresados y mi hija empezaba a organizar su cumpleaños de 15. Como mis alfajores de maicena eran muy solicitados en cumpleaños y reuniones familiares, pensamos en vender en ferias lo que yo sabía hacer, y lo recaudado iría destinado al viaje y a la fiesta. Así se inició esta aventura: vendiendo alfajores de maicena y budines. Siempre recuerdo que en la primera feria habíamos identificado los budines con una letra en la base del molde, pero se iba borrando, entonces cuando estábamos en la feria no teníamos idea qué sabores estábamos vendiendo. ¡Obvio fue todo aprendizaje!”.
En sus comienzos, Natalia Escarabelli trabajaba en una oficina y solo podía participar de las ferias una vez al mes. La semana previa, comenzaba con la producción luego de su jornada laboral, y se tomaba el viernes para abocarse de lleno a la preparación. En su casa, todo se organizaba en función del emprendimiento: ese día no se hacía otra cosa que hornear, rellenar y preparar productos. Durante la madrugada, toda la familia se sumaba al envasado y etiquetado.
“Lo más desafiante, al principio, fue coordinar mi trabajo con el emprendimiento, pero en 2018 se hizo muy difícil y tuve que elegir un camino. Si bien esa decisión fue un verdadero desafío, hoy agradezco haberla tomado. Otro desafío importante fueron las habilitaciones, nos tomó varios años de trámites; no fue fácil encuadrar mi emprendimiento, que no era comercio ni industria. En esa época asistí a un evento gastronómico en la Costa Atlántica y allí conocí la existencia de las PUPAAS (Pequeña Unidad de Producción Artesanal de Alimentos) e inmediatamente supe que era lo que estaba buscando. El municipio de la costa me asistió y así lo presenté en las oficinas de la Municipalidad de Campana junto con el proyecto, en junio de 2020 se presentó en el Consejo Deliberante y se sancionó la Ordenanza que creó el registro municipal de PUPAA. Ese mismo año, a través del ministerio de Desarrollo Agrario, se creó el registro de PUPAAS en la provincia de Buenos Aires y, finalmente en 2022, logré tener ambas habilitaciones. Fui la primera en Campana, por lo que este es otro gran motivo de orgullo: el hecho de haber sido motor de un proyecto que hoy aúna provincia y municipio y que le permite a todo emprendedor de alimentos a baja escala tener acceso a los Mercados Bonaerenses, al Mercadito de Campana, a capacitación y entrenamiento permanente, así como el acceso a crédito para pequeños productores. Menciono y me detengo especialmente en el registro PUPAA ya que desearía transmitir esta experiencia e invitar a los pequeños productores de alimentos a que se sumen”.
El nombre de la marca tiene un origen tan dulce como original. Nació de un juego de palabras y un chiste familiar. A su hija la llamaban cariñosamente “Pam” y, cuando era pequeña, hablaba con la letra “z”. De esa combinación espontánea surgió la frase “¿amaza Pam?”, que con el tiempo se transformó en “MazaPam”. Así nació el nombre que hoy identifica a la fábrica de alfajores y pastelería, cargado de afecto y recuerdos familiares.
“Es muy emocionante mirar hacia atrás y ver el camino recorrido. Es una experiencia que me brindó y me sigue brindando mucha experiencia, fortaleza y lazos que siempre atesoraré. Siento también un profundo agradecimiento a quienes eligen nuestros productos, es emocionante ver que siempre se sumen a cada propuesta que presentamos y que confíen en nuestro trabajo”. Comenta y agrega que, “Es una sensación indescriptible saber que alguien elige nuestros productos para demostrar amor y gratitud hacia otra persona. Nuestros clientes son el motor de nuestro crecimiento”.
MazaPam está en varios locales de la zona y Natalia nos cuenta cómo lo logró: “En algunos casos tuve entrevistas y me presenté con muestras de mis productos para que me conocieran; en otros, me contactaron directamente. Hoy los productos de MazaPam están en comercios, estaciones de servicio, cafeterías y en el Mercadito de Campana. La diversidad de canales nos permite llegar a diferentes tipos de clientes y hogares”.
Este es un emprendimiento 100% campanense, lo que según nos cuenta su dueña refiere a su raíz, al origen de muchas de sus materias primas y a su identidad como emprendimiento: “Siempre cuento con mucho orgullo que soy tercera generación de campanenses. Amo mi ciudad y, siempre que puedo, busco la oportunidad para representarla y honrarla.”.
En su trabajo anterior, Natalia estaba en contacto con muchas personas que llegaban a Campana por cuestiones laborales por lo que a menudo le preguntaban qué podían llevar como recuerdo o regalo para sus familias, y fue entonces cuando surgió la idea de incorporar alfajores de chocolate a su producción, en especial el de nuez pecán, un fruto característico del Delta del Paraná y de nuestra región. Pensando en ofrecer una propuesta aún más representativa, y aprovechando el marco del décimo aniversario de MazaPam, decidió sumar postales con información turística y fotografías de la ciudad, tomadas por el fotógrafo local Rolo Ambrosio.
Así, cada caja se transformó en una verdadera experiencia campanense, ideal para compartir y regalar.
Nos cuenta Natalia que actualmente está mucho más organizada y que trata de producir en serie, por lo que tiene días específicos para elaborar, para hornear y días para armar. También nos cuenta que todos los miembros de la familia tienen un rol en este emprendimiento familiar: “Los productos de MazaPam son 100% caseros y artesanales. No tienen conservantes, la enorme mayoría de los productos que cada cliente se lleva a su casa se produjo el día previo. Creemos que la calidad y la frescura no se negocian”.
La creatividad y la búsqueda constante de innovación son parte del ADN emprendedor. Como dice Natalia, “la imaginación del emprendedor no para nunca, solo que algunas de esas ideas se logran concretar y otras caen por su propio peso”. En esa línea, actualmente se encuentra desarrollando una nueva línea de productos bajos en azúcar, sin harinas y aptos para dietas keto.
Para cerrar, Natalia comparte una reflexión que resume su recorrido: “Emprender es una aventura, un desafío constante. Es tan desafiante como emocionante, ya que se construye paso a paso. Si bien la paciencia y la perseverancia son fundamentales, lo más importante es nunca renunciar a los valores que le dieron origen y sustento al proyecto”.