El pasado 13 de abril, en el Teatro Devoto de la Ciudad de Buenos Aires, Lucía Saetone dejó su marca en el escenario del Open de la NPC.
Ella es de Zárate, tiene 36 años y conquistó el primer lugar en la categoría Woman Physique, imponiéndose en las divisiones novice y open.
Pero más allá de los trofeos, hay una historia de constancia, evolución y empoderamiento que merece ser contada.
Con más de una década y media dedicadas al entrenamiento y la competencia, Lucía no solo construyó un cuerpo, sino una vida nueva a través del deporte.
“Soy peluquera, madre y abuela. Llegué al fisicoculturismo después de salir de una relación tóxica y de maltrato. Lo tomé como un cable a tierra y terminé enamorándome del deporte. Me salvó”, afirma.
El Open de la NPC (National Physique Committee) es una competencia de fisicoculturismo de alto nivel que reúne a atletas de distintas regiones del país. Organizado bajo los estándares de una de las federaciones más reconocidas a nivel internacional, el torneo evalúa a los competidores en diversas categorías según su nivel de desarrollo muscular, simetría y definición.
“Estoy feliz, aún no caigo. Me siento muy orgullosa de mí misma. Estas medallas son un símbolo de superación. Año tras año busco una mejor versión de mí misma, son ese reflejo”, cuenta.
Su camino en el deporte comenzó en la categoría Figura, pero con el paso del tiempo decidió dar el salto a Woman Physique, una división que exige mayor volumen y definición.
“La transición llevó tiempo y mucha constancia. Tuve que cambiar tanto la alimentación como el tipo de entrenamiento para lograr mayor musculatura. Fue un proceso exigente pero muy gratificante”, explica.
Con 15 años de trayectoria, asegura que la pasión no se agota: “Una vez que entrás en este mundo, no hay vuelta atrás. Amo entrenar, superarme día a día, y esa adrenalina de estar en la tarima es hermosa, inexplicable”.
Lucía nos cuenta que, más que una rutina que debe seguir, el culturismo es un estilo de vida que eligió: “Es un trabajo de todo el año. Puede variar si estoy en etapa de definición o de volumen, con más o menos carbohidratos. Entreno cinco días a la semana, alrededor de dos horas por día. En este camino el entrenador es clave. No solo nos guía con la alimentación y el entrenamiento, sino que también está para darnos apoyo mental. Hay momentos de frustración y ahí es donde se siente su presencia. Por lo menos en mi caso, él está siempre”.
Sobre las exigencias físicas y mentales del deporte, Lucía responde con firmeza: “Disfruto cada proceso de preparación. Amo lo que hago y me apasiona. Es algo que elijo y que me hace sentir plena. No es fácil, pero todo sacrificio tiene su recompensa”.
Lucía es una referente femenina en el fisicoculturismo, y por eso le pedimos que envíe un mensaje a quienes tienen ganas, pero aún no se animan: “Que se animen. Si lo desean, que lo hagan sin dudarlo. Es un deporte de superación y te sorprende lo lejos que podés llegar. Te hace fuerte, tanto física como mentalmente”.
Sin lugar a dudas, Lucía es un ejemplo a seguir no solo en el deporte, sino en la vida. Hoy, con nuevos logros bajo el brazo, ya piensa en lo que viene. Su próximo objetivo es el Olympia Amateur, un sueño que la acompaña desde el primer día: “Mi sueño es ganar el Olympia Amateur. Desde que empecé con este deporte, ese es el gran objetivo que tengo en mente”.