domingo, octubre 19, 2025
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Ser o no ser digital, el dilema de los museos en la actualidad

Es una verdad irrefutable para muchas personas que la tecnología hace más fácil nuestra existencia, ofreciéndonos beneficios impensados hace décadas. Aunque todavía estamos lejos de esas imágenes con autos voladores sobre metrópolis futurísticas, el avance tecnológico ha hecho nuestras vidas mucho más cómodas, abriéndonos a un universo de experiencias, contenido e información que ha cambiado la manera en que vemos e interactuamos con el mundo.

Como reflejo de hábitos y conductas sociales, la cultura ha sido uno de los primeros ámbitos donde esta transformación digital se ha vuelto más evidente. Acceder a expresiones artísticas en tiempo real, conocimiento enciclopédico traducido al instante o bien, conectarnos con especialistas del ámbito artístico y cultural, está hoy a un clic de distancia.

Esta nueva era del conocimiento trae aparejados desafíos que deben afrontarse. Así como en la vida real existen brechas sociales, en el ámbito digital la brecha tecnológica puede determinar nuestro nivel de integración. La alfabetización digital, el fomento de una mentalidad digital y el acceso a la tecnología son elementos clave para participar plenamente de esta nueva cultura y no quedar excluidos en el proceso de integración.

Esto no solo afecta a las personas; existen instituciones que deben acortar esta brecha para dirigirse hacia el futuro. Los museos enfrentan una profunda transformación digital, sin embargo, todavía la gran mayoría de estas instituciones centra sus esfuerzos en el esquema tradicional de exposición física y visitantes recorriendo sus pasillos, dejando a la tecnología como un canal más de comunicación. Es cierto que algunas han sido capaces de innovar tecnológicamente mediante la creación de contenido en formatos ajustados para redes sociales; como el detrás de escena de TikTok en el Rijksmuseum; obras explicadas en Instagram por curadores en el Museo del Prado o exposiciones exclusivas de obras de arte digitales para ver en línea en el caso del MOMA.

Lo cierto es que entre los museos también existen disparidades en relación con la tecnología.

En museos de arte, historia y ciencia con presupuestos de hasta 4 millones de euros y una plantilla de hasta 50 empleados, se evidencia que los mismos están menos preparados para afrontar una transformación tecnológica.

La problemática es incluso aún más profunda; más de la mitad de los museos no poseen personal dedicado exclusivamente a desarrollar estrategias digitales y carecen de estrategias   transversales. Las acciones digitales son vistas como elementos aislados y no como parte de un sistema de comunicación, global además de carecer de objetivos claros y métricas de evaluación.

Para no quedar rezagados en este cambio, los museos deberán repensarse estratégicamente a nivel digital, actualizar la gestión de su información con el público y atraer talento digital que les permita conectar con nuevas audiencias. Si lo consiguen, es probable que disfruten de un futuro prometedor.

Una pregunta queda en el aire: ¿Seguirán siendo los museos los guardianes tradicionales de la cultura o nuevas identidades culturales ocuparán ese espacio con una conexión más cercana a las audiencias digitales? Quién lo sabe, solo el futuro podrá darnos una respuesta.

Por Ignacio García

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